La historia de una familia

Casa Montañés, la historia de una familia.

 

Cuando se franquea el umbral de la tienda situada en la calle Alonso Alcalá 8, en la Plaza del Ayuntamiento percibimos que entramos en un local especial, un lugar donde parece que el tiempo se ha detenido, donde los clientes van a comprar pero también a conversar, a ponerse al día y por supuesto para buscar productos de calidad , todo esto junto con amabilidad y cariño se ofrece en Casa Montañés.

La historia de Casa Montañés no es solo la historia de un negocio, es la historia de una familia a través de tres generaciones, un trocito de historia de un pueblo porque actualmente es el negocio decano de Alcalá en el sector de la alimentación. Una tienda de toda la vida.

 

Para conocer  su origen nos podemos remontar a una publicación del periódico “El sector alcalaíno”, que un 21 de septiembre de 1918  publicaba la siguiente noticia breve:

 

“Don Valeriano Montañés de la Torre ha inagurado su nuevo establecimiento de bebidas y comestibles en la calle Alonso Alcalá, dado lo bien surtido y la preciosa presentación del establecimiento auguramos y deseamos un buen negocio al señor Montañés”.

¡Menudo presagio del periodista!

 

Como decíamos fundado un 18 de septiembre de 1918, era una tienda de las de principios de siglo XX donde se vendía “casi de todo”, bacalao, mojama, jamones, sardinas y arenques, pescado en papel de estraza,  productos para la matanza, especias, azúcar, harina, incluso zapatillas, dedales, sogas, tijeras o se vendías bolas de sal para las bestias. En ella también se daban comidas y tenía una zona de taberna para tomar una copa de vino a la hora del aperitivo o a media tarde en verano un ponche de vino blanco con melocotones.

Para entender mejor como era en sus inicios Casa Montañés podemos también remitirnos a un anuncio publicado en un programa de fiestas que de los años 20 que decía así :

”Coloniales y ultramarinos, chacinas, arroces y bacalao, vinos del pais, manzanilla de todas clases”.

 

Pasan los años y el fundador deja el negocio en manos de sus tres hijos, Valeriano, Pedro y Cayetano Montañés Ríos que le dan continuidad hasta que primero Pedro inicia una andadura en una fábrica de telares y más tarde Valeriano hace lo propio en una de aceite, de modo que Cayetano se queda en solitario al frente del negocio.

Un local de visita casi obligada para una clientela muy diversa, desde personas adineradas que tomaban su copa de vino al mediodía (que podía alargarse con una extensa tertulia), hasta trabajadores municipales o personas de las aldeas y cortijos que venían a realizar compras en Alcalá y comían en Casa Montañés, una clientela muy diversa. Todos eran atendidos con la cercanía y buen hacer de Cayetano.

 

Con el paso de los años la tienda sufriría dos reformas de calado, una finalizada en octubre de 1961 de la que destaca el actual pavimento que hoy aún se conserva y que fue muy innovador y bastante comentado en aquella época y una segunda reforma en los años 80.

    

 

Salón de bodas

 

Cayetano fue un hombre trabajador e innovador, hacía vino propio de unas viñas, además era matancero y tenía un corralón donde hacía matanzas y más tarde comienza también a servir bodas, primero en los cortijos, llevando sus cuchillos para preparar los convites (modestos en aquellos años) en los que servía atún, aperitivos como almendras tostadas y para beber llevaba garrafas de vino. Eran banquetes que los novios complementaban con productos de la matanza.

 

Más adelante decide comprar una antigua casa de vecinos en la calle Espinosa , la adapta tirando tabiques y se pone en marcha el primer salón de bodas de Alcalá. Durante los veranos la familia Montañés los pasa en esta casa para poder atender mejor las bodas durante los fines de semana.

 

De esa época y relacionado con las bodas, mencionamos una simpática figura que seguramente muchos recordarán, unas colas interminables de los llamados “gorrones de las bodas”, personas, sobre todo jóvenes, que cada fin de semana acudían para intentar colarse en el salón para poder bailar con alguna mozuela salvando la vigilancia de las madres, Cayetano se veía obligado a poner un portero que aguantaba estoicamente las súplicas de los que querían entrar al convite.

 

Han sido muchas las parejas que confiaron uno de los días más felices de sus vidas casándose en el salón de bodas de la calle Espinosa, en la que por cierto se celebraron convites con hasta 600 invitados. No es el único espacio donde Cayetano sirvió bodas, también las hicieron en lugares como Condepols, el colegio José Garnica, en los patios de la Safa y en los primeros salones del Marino.

 

 

Con el paso inexorable paso del tiempo, los hijos de Cayetano van tomando protagonismo y llega una tercera generación, la formada primero por Vale y un poco más tarde con otros hermanos suyos también en el negocio, Antonio, Angelitas y Cayetano Montañés Palmero. Del resto de los hijos de Cayetano, como son Mari Pili, Paco o Mercedes, a pesar de que arrimaban el hombro en la tienda, su futuro laboral se desarrolló por otros derroteros.

 

En este momento la tienda vive una segunda reforma, a principios de los 80, y ya después del fallecimiento de Cayetano los hermanos deciden cerrar el salón de bodas por no poder atenderlo.

Curiosamente un salón de bodas que cierra con la boda de Angelitas Montañés.

 

 

Embutidos caseros

 

De las bodas sin embargo quedaría algo que marcará los próximos años de Casa Montañés, sus embutidos caseros, poco a poco en las bodas van buscando platos algo más elaborados y se comienzan a guisar unos pavos rellenos y se mechaban lomos con antiguas recetas de Ángeles Palmero, la esposa de Cayetano. Los pavos no se mechaban en un molde como ahora sino que se utilizaba la piel del animal, lo que da una idea de lo laborioso y artesanal que es prepararlos.

 

Ya en la década de los 80 por decisión de Vale y con las manos de Angelitas empiezan a popularizarse los embutidos caseros y a a venderse también en la tienda. Van siendo más demandados y poco a poco van conociéndose fuera de Alcalá.

 

Viendo la buena aceptación, cada año se introducen  nuevas variedades de estos embutidos caseros y al lomo mechado o al pavo trufado se le añaden el relleno de carnaval, la lengua, el relleno y otros productos caseros como las croquetas, los flamenquines, las chullas o las albóndigas.

En el año 97 fallece la cabeza visible del negocio por aquel entonces, Vale, y sus hermanos Antonio, Angelitas y Cayetano continúan con las riendas de Casa Montañés para a principios del siglo XX, en el año 2002 construir un espacio para la elaboración de los embutidos, el obrador y crean la marca “Montañés productos artesanos”.

 

Antonio y Angelitas nos cuentan orgullosos anécdotas de sus embutidos, como que han dado la vuelta al mundo gracias a un matrimonio de clientes granadinos que llenó la despensa de su barco con fiambres de Montañés para dar la vuelta al mundo.

En Alcalá no se entienden determinadas celebraciones o reuniones familiares como Navidad sin una bandeja de jamón o queso y esos deliciosos fiambres de Montañés.

 

 

Anecdotario

 

Con casi 100 años de vida podríamos contar historias para escribir un libro, sin embargo hemos seleccionado tres que seguramente les gustarán.

 

La primera tiene que ver con uno de los platos más conocidos de Alcalá, la secretaria. Como bien saben la secretaria nace de unos amigos que van a guisar un arroz al campo y cuando estaban en el cortijo donde iban a comer se dieron cuenta de que no tenían el arroz. Pues bien, “parte” de la culpa  fue de Cayetano Montañés que cuando despachó los mandados para ese famoso guiso o bien se le olvidó añadir el arroz o bien éste se quedó en el mostrador de la tienda.

 

Otra simpática anécdota tiene que ver con un alcalaíno que fue a Barcelona a ver a un pariente que había emigrado. Al preguntarle sobre cuales eran algunas de las novedades del pueblo, el otro le dice – verás, le han puesto en la plaza del Ayuntamiento una estatua a Montañés- a lo que el emigrante le responde, -pues muy bien, ¡ya era hora de que le pusieran una estatua, con los buenos jamones que tiene el hombre!

 

La última tiene que ver con una dulcera muy querida y conocida en Alcalá, Conce. Clienta de toda la vida, un día fue a comprar azúcar tamizada para los polvorones y al día siguiente volvió angustiada pidiendo explicaciones porque los polvorones estaban duros como piedras y había tenido que tirarlos porque estaban incomestibles…

Por un despiste y como en la tienda había de todo y todo se vendía a granel, le habían despachado por error sosa caústica en lugar de azúcar tamizada.

 

 

Gracias

 

Para terminar por este recorrido por casi un siglo de este negocio también queremos tener un recuerdo para los trabajadores que han formado parte de esa gran familia, Indalecio Mesa,  Rafael García Casares, Mercedes Mesa, Merce Pérez y desde el año 97 y hasta el cierre en el 2016 Antonio Aguilera. A ellos, por su trabajo y dedicación, muchas gracias.

Y por supuesto un Gracias con mayúsculas a la clientela que nos ha acompañado en este recorrido casi centenario que siempre ha visto en Casa Montañés un referente de calidad, buena atención y servicio. Gracias por su confianza.